martes, 20 de octubre de 2009

ÁRNICA. VIEJO MUNDO.


No podía ser de otra parte y con todo merecimiento, Árnica ha publicado su primer trabajo completo con el sello más importante dentro del estilo, Steinklang industries, y en concreto en su sello parental, Percht, cobijo natural para sus fundadores Sturmpercht. En muy poco tiempo, este trío barcelonés se ha convertido en un proyecto fundamental tanto a nivel internacional como en el nacional para el folk moderno que se interesa por el arraigo de la naturaleza y las costumbres del medio rural. Este disco desprende todas esas sensaciones que pueda uno imaginar encontrándose en la tierra amada por sus ancestros, en contacto directo con las fuerzas de la naturaleza. Hace un año se presentaba este proyecto musical con una pequeña grabación en directo relativa a una actuación que tuvo lugar en Sintra, aquí comentada, más tarde llegaba la colaboración en vinilo limitado con Wolfsblood, a continuación el split compartido con proyectos afines como Svarrogh y Defile des ames y finalmente este su primer disco, “Viejo mundo”. Las expectativas creadas sobre este disco debut han sido totalmente positivas, la lucha liderada por Árnica encuentra con facilidad aliados que se simpatizan e identifican con el esfuerzo de comprender nuestro pasado, nuestra tierra, la naturaleza cómplice y los valores por los que todos deberíamos perseverar. Un sentimiento que aflora por su música celta, folk e, incluso, agreste que se intensifica con el uso del castellano en sus letras, totalmente integradas a este estilo de música, que permite alejarnos del estrés de la sociedad actual, y disfrutar del atrevimiento valiente por mostrarnos ese mundo rudimentario que profundiza en las raíces más primarias. El crepitar que produce el sonido del fuego en “La última orilla” comienza con un texto que sirve para introducir al oyente en el folk pirenáico, Ur folk por el que transcurre la mayoría de los temas, empleando un largo repertorio de instrumentos como Guitarra, flauta, harpa, acordeón, diferentes percusiones así como otros elementos naturales que sirven para completar y ambientar, aún más si cabe, la sensación de acercar el medio natural, como ocurre con “Urogallo” o “Danzas de guerra”. La firmeza con la que se transmiten estos textos y la entereza del recitar se recrea en los valores de “Tu tierra”, dando un paso más con “Hijo de Deva”, sobresaliente composición de verdadero arraigo y valores arcaicos. Seguimos en pleno campo con el sonido de cencerros y balidos desprendidos del camino del “Trashumante”, temas en ocasiones con una instrumentación y composición sobria que resultan más que suficientes para seguir la senda y el rastro del folklore antiguo que mantiene Árnica en su travesía. Con “Aguarda” destacan los acordes de guitarra acústica y una bella melodía que aumenta en intensidad con panderetas y tambores, como los que siguen en el siguiente tema, “Caballos solares”. De los restantes cortes destacaría, sin duda, “Galdr” donde resalta el aspecto más ritual de su música alcanzando una profundidad sonora cargada de misterio. La presentación del álbum, además del digipack, también se puede conseguir en una pequeña caja de madera limitada a 200 copias, al estilo de otras del mismo sello austriaco, en el que se añade, junto a un par de postales, un 3’’ cd con tres temas más en la misma línea del disco con la colaboración especial de Dimo Dimov (Svarrogh), Max Percht (Sturmpercht) y Andrew King. En términos generales, “Viejo mundo” es un trabajo esencial por la fuerza y energía que desprenden todas sus canciones, y super recomendado para todo seguidor del folk tradicional. 9,2.

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