A pesar de no tener mucho que ver con los contenidos habituales de este blog, voy a incorporar un pequeño texto de "La lluvia amarilla", y es que en los últimos días he recordado, más que nunca, este fragmento extraído del genial libro de Julio Llamazares, donde el protagonista narra su historia y la de su pueblo abandonado en el pirineo aragonés:
"Hoy tampoco ya recuerdo el tiempo que he pasado sin dormir. Días, meses, años quizá. Hay un momento de mi vida en el que los recuerdos y los días se confunden, un punto indefinido y misterioso en el que la memoria se deshace igual que el hielo y el tiempo se convierte en un paisaje inmóvil e imposible de aprehender. Quizá hayan pasado varios años desde enteonces -años que, en algún sitio, alguien se habrá ocupado, seguramente, de contar- O quizá no. Quizá esta que estoy viviendo es aún la misma noche que aquella en que entendí que yo ya estaba muerto y que, por eso, no podía ya dormir. Pero, en cualquiera de los casos ¿qué puede importar ya? Si pasaron cien días, cien meses o cien años, ¿qué más da? Pasaron tan deprisa que apenas tuve tiempo de ver cómo se iban. Si es esta misma noche la que, por el contrario, se prolonga, oscura e interminable, desde aquel atardecer, ¿por qué evocar ahora un tiempo que no existe, un tiempo que es arena sobre mi corazón?
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