IRFAN. SERAPHIM

Espléndido, impresionante, mágico, apasionante e increíblemente bello son algunos de los calificativos que me vienen a la cabeza para describir semejante obra de arte, con mayúsculas, ante la que nos encontramos. Cualquiera que sean los gustos musicales que calen más hondo en el interior de cada persona, Irfan pondría de acuerdo a una inmensa mayoría más o menos cercana a su música, porque cuando ésta se hace con corazón y con unas cualidades sobradamente probadas están de más las palabras. Muchas veces nos acordamos de grandes formaciones que han marcado la historia de los últimos años en los estilos más etéreos, neoclásicos o étnicos, y nombramos a ilustres como Dead can dance, Ataraxia, Madredeus, etc... que son fuente de inspiración para muchos artistas que comienzan su carrera e incluso hallamos, de vez en cuando, similitudes que comparan la música de estas nuevas promesas con la de los más consagrados músicos. Con este segundo disco, Irfan se coloca, por derecho propio, dentro de los más grandes, de aquellos que han alcanzado un disco sublime que iluminará a más de uno, y ya no será de extrañar que desde este mismo presente sean ellos mismos los que inspiren a futuros proyectos. Es cierto que tan solo han editado dos discos y resultaría tal vez precipitado otorgarle tantos halagos, pero cuando se escucha una música de tanta calidad se disipa cualquier tipo de duda y desde el primer minuto hasta el último de los 45 que lo completan, te transportan por imaginarios sueños de armonía y belleza incomparable. La espera ha merecido la pena después de cinco años desde su anterior y primer álbum, un trabajo igualmente admirable y destacado aunque carente de la inmensa brillantez de este “Seraphim” que contiene diversidad de ritmos, culturas e instrumentación, dotados de un acervo musical fuertemente arraigado en la tradición búlgara que abarca y reúne aspectos comunes de Oriente medio, Persia y Bizancio entre otras influencias. Irfan echa mano de caracteres propios de una cultura y los entrecruza con otras tradiciones musicales que confluyen en letras cantadas en distintos idiomas, en una variada instrumentación con diversos orígenes y en el propio desarrollo personal de su creatividad que también es visible entre la amplia mezcolanza cultural. El disco comienza de forma mágica, hechizando nuestros sentidos con el primer tema “Simurgh”, ya incluido por Prikosnovenie en el recopilatorio Fairy World 3, que muestra desde el principio el alarde compositivo de Irfan, con una canción simplemente genial. “Invocatio” es el siguiente tema, completamente diferente al anterior y con total protagonismo de Denitza Seraphimova, cantando a capella con un leve trasfondo de carácter sacro. Las percusiones comienzan a brillar con “Hagia sophia” donde se alternan los coros masculinos y femeninos entre el incesante ritmo tribal y étnico de los timbales como ocurre igualmente con “Los ojos de la mora”. Otra composición que muestra el lado más melancólico y sensible de estos búlgaros es “Fei”, con bellos violines que acompañan al dulce canto de D. Seraphimova que se explaya en sus cualidades vocales, el cual ya quedó plasmado en otro recopilatorio, Effleurement. “Star of the winds” es el ejemplo más claro de su habilidad y suficiencia, combinando a la perfección ritmos procedentes de distintas países y culturas. El noveno y último tema es “Return to Outremer”, de marcado rasgo místico que te hipnotiza nuevamente entre las voces masculinas y las omnipresentes percusiones que te hacen olvidar los problemas terrenales por unos instantes. Este disco de Irfan tiene de todo y para todos los públicos, un deleite preciado de los que se absorbe hasta el último resquicio que sobresale por su musicalidad, por sus letras, por su cultura y por su espiritualidad. Este disco fue el mejor, en mi opinión, de 2007 en lo relativo a músicas neoclásicas, étnicas o medievales. Imprescindible. 9,4.